“…el software libre es una cuestión de libertad, no de precio”.
Free Software Foundation, 2020, párr. 3.
El software libre hace referencia a un movimiento de enfoque democrático que propone que los programas informáticos deberían ser un bien común y —por ende— deberían dar la posibilidad de ejecutarlos, copiarlos, distribuirlos, estudiarlos y modificarlos. Esto significa que los programas que siguen estos principios brindan a la comunidad el acceso a su código fuente, esto les da la denominación de programas de código abierto. Por estas razones, el software libre va más allá de la gratuidad, se contrapone firmemente a los programas informáticos denominados “privativos”. Este término se refiere a que los usuarios no tienen acceso al código fuente para poder conocer y controlar las funciones de un programa (Stallman, 2020; Free Software Foundation, 2020).
Es necesario conocer las implicaciones del software privativo. En nuestra vida diaria muchos usamos bastantes programas informáticos: desde el programa de mensajería instantánea para comunicarnos con nuestras familias hasta el programa para realizar videoconferencias para el trabajo. Corporaciones y empresas —bajo intereses principalmente lucrativos— controlan lo que hace gran parte de los programas que necesitamos en nuestra vida diaria. Que el usuario no sepa cabalmente las funciones del software que utiliza (o tiene que utilizar) resulta en que los programas informáticos sean evidentes instrumentos de poder (Stallman, 2020).
Puedo citar dos ejemplos en el que esta asimétrica relación de poder es muy evidente. Pensemos en la compañía Apple que, a pesar de su discurso sobre enriquecer la vida de los usuarios, tiene las agallas de demandar a una persona de otro país que se dedica a reparar sus teléfonos con piezas genéricas o rehabilitadas. Esta demanda implica mantener su monopolio y ganancias en soporte técnico (ver el caso de la demanda de Apple contra Henrik Huseby en Noruega; Mikolajczak, 2020). Teniendo en cuenta la agresividad de la compañía en términos comerciales, no debe sorprendernos que este año ha perdido una demanda contra el gobierno francés porque le han encontrado usando software para ralentizar sus teléfonos en 2017 (Morris, 2020; Nicas, 2020). Las consecuencias de esta estrategia son la obsolescencia programada y la consecuente venta de nuevos equipos (recordemos que la obsolescencia programada tiene consecuencias ambientales muy fuertes; Larmer, 2018). Por otro lado, el software privativo también permite que los usuarios no sepan qué datos se recopilan de su actividad. Por ejemplo, Windows 10 tiene configuraciones ambiguas que aparentemente dan control al usuario sobre los datos que el sistema recopila sobre su actividad (Toor, 2016; Warren, 2017); sin embargo, se ha descubierto que de todas formas el sistema recopila dicha información (Hruska, 2018). Sin duda, el uso de software privativo también tiene consecuencias importantes en la privacidad de la gente.
¿Y esto qué tiene que ver con la educación?
Dos experiencias me permitirán argumentar la necesidad de que los profesionales de la educación adopten o den el primer paso hacia el software libre. En primer lugar, las universidades en las que he trabajado como docente se promueve el uso del sistema operativo de código abierto Ubuntu. En una de ellas, los equipos propiedad de la universidad tienen instalado este sistema operativo; sin embargo, toda la documentación oficial (por ejemplo, informes y programas de estudios) se trabaja con base en los formatos privativos de Microsoft (DOC, DOCX, XLS, XLSX, etc.). Esto quiere decir que autoridades, funcionarios y docentes, a pesar de que su computadora oficial de trabajo opera con software libre, optan por trabajar en sus computadoras personales para poder usar los programas y formatos a los que están acostumbrados. Evidentemente existe una dependencia muy clara hacia el software privativo y muy pocos se toman la molestia de aprender a usar otros programas (más adelante haré recomendaciones sobre programas útiles).
La segunda experiencia es con un estudiante. Cuando compró su computadora, esta incluía el sistema operativo Windows y una licencia temporal de Microsoft Office. Un día esta licencia expiró y los programas dejaron de funcionar. Desde este momento el estudiante debe pagar una licencia anual para poder trabajar, el problema es que no puede pagarlo. Supe esto cuando tuvo problemas para entregar una tarea y trabajar con un equipo. Le ofrecí instalar en su computadora un paquete de programas libres de oficina muy usado, LibreOffice; sin embargo, le resultaba problemático por su mala compatibilidad con los formatos de Microsoft, inevitables para el trabajo diario en la universidad. Finalmente, le instalé un paquete gratuito, WPS Office. Este, aunque no es de código abierto y no sabemos exactamente cuántos datos recopila de sus usuarios, cuenta con muy buena compatibilidad con los formatos de archivo de Microsoft Office.
En estos dos ejemplos podemos apreciar cómo los intereses comerciales restringen el margen de acción de las personas. Primero, formando y consolidando una dependencia hacia las herramientas y luego lucrando con esta. Por otro lado, la universidad utiliza servicios en línea de Microsoft para la educación, se supone que son gratuitos; sin embargo, es muy difícil saber qué clase de información estén recopilando y cuánto se esté lucrando con esta (a pesar de ser una universidad pública).
En el campo de la educación —y especialmente en la educación pública— dar un paso hacia el software libre no es un asunto de presupuesto sino de ética. ¿Por qué seguimos dependiendo de los programas y formatos privativos cuando hay alternativas libres o democráticas? ¿Por qué ocasionamos que los estudiantes tengan que pagar por software (con dinero o con privacidad) para poder educarse? La educación busca la transformación social, es un intento de construir comunidades más justas, participativas, informadas, conscientes, críticas… en fin, democráticas. La participación social que promueve la educación debe ser libre, no podemos enseñar a los estudiantes a depender de ciertas empresas y estar a su merced ante sus medidas lucrativas como la obsolescencia programada o el monitoreo y registro de su actividad.
Como profesionales de la educación tenemos el compromiso de formar consumidores críticos y conscientes, capaces de decidir qué concederán a cambio de herramientas digitales. Lamentablemente todavía hay un largo camino por recorrer. Por un lado, mucha gente sigue la inercia del software privativo y, por otro lado, todavía hacen falta muchas herramientas de código abierto (por ejemplo, software especializado para análisis de datos tanto cualitativos como cuantitativos). Una cuestión es segura, a mayor cantidad de usuarios en sistemas operativos libres, mayor cantidad de desarrolladores optarán por el código abierto. El poder está en los consumidores y sus elecciones; por ello, les invito a instalar cada vez más programas de código abierto. Yo sigo en ese camino y voy paso por paso, aprendiendo a usar un programa a la vez.
Algunas alternativas de software libre
Actualmente es muy difícil satisfacer todas las necesidades con software libre, quizás la opción más viable para un docente, cuando ya no queda de otra, es usar algunos programas privativos. A continuación dejo una lista con alternativas para dar un paso hacia el software libre. Es importante destacar que las comunidades alrededor de programas y sistemas operativos son muy participativas. La gente es muy generosa y crea tutoriales y responde a dudas o a necesidades de soporte en muchos espacios en línea. Todo este conocimiento está al alcance de una búsqueda simple.
Sistemas operativos
Como consecuencia del código abierto, los sistemas operativos (SO) hacen lo que deben y no hay tantas posibilidades de desarrollar funciones ocultas para fines publicitarios o de registro de la conducta del usuario (ver un ejemplo de lo que Windows recolecta en los artículos de Hruska, 2018 y Toor, 2016). Personalmente, recomiendo tres sistemas operativos: Ubuntu, Linux Mint y Lubuntu. Este último es excelente si quieren dar vida a una computadora vieja o de gama baja (procesadores de bajo rendimiento). En todo caso los tres SO que recomiendo son más rápidos y estables que Windows. Con un poco de investigación y lectura, usted mismo puede instalar un sistema operativo en su computadora. Aquí dejo un ejemplo de los tutoriales que puede encontrar, se trata de la instalación de Linux Mint, el sistema que me parece más estable y rápido en este momento.
Navegador
Es un gran avance que el tercer navegador de internet más usado en el mundo (según https://gs.statcounter.com/) es de código abierto, me refiero al ampliamente conocido Firefox. No hay mucho que decir, es compatible con todo sitio web. Firefox es el claro ejemplo de que a mayor número de usuarios, mayor desarrollo. Esto trae como consecuencia mayor potencia y compatibilidad con diferentes sitios y aplicaciones web.
Programas de oficina
LibreOffice, es un paquete muy popular de programas de oficina. Cuenta con un procesador de textos (Writer), un editor de hojas de cálculo (Calc), un editor de presentaciones (Impress), un procesador de hojas de cálculo (Base), un editor de gráficos (Draw) y un editor de fórmulas matemáticas (Math). Se trata de una serie de programas muy estables que trabajan principalmente con formatos propios del software libre y, por lo tanto, una de sus desventajas es que tienen problemas de compatibilidad con los formatos de Microsoft Office. Así que su funcionalidad es limitada para el trabajo en equipo con usuarios de software privativo.
Para cuando se nos exige trabajar con formatos de Microsoft Office y ya no lo podemos evitar, la mejor alternativa para tener compatibilidad es trabajando con WPS Office. Este paquete de programas sólo tiene procesador de textos y editores para hoja de cálculo y presentaciones. No se trata de software libre porque no da acceso a su código fuente, solo es una alternativa gratuita. Por otro lado, una opción compatible y de código abierto es OnlyOffice.
Lectura de PDF
Cada sistema operativo de código abierto viene con lectores de PDF; sin embargo, estos no cuentan con opciones para el subrayado o marcadores de páginas, necesarias para la lectura analítica. Ante esta necesidad he optado por utilizar software privativo gratuito. La opción que considero más estable y potente es Foxit Reader. Cuenta con diversas opciones para hacer marcas de lectura en un documento: notas, comentarios, resaltado o subrayado en diferentes colores, marcadores, etc. Espero pronto poder encontrar una alternativa de código abierto.
Entorno Virtual de Aprendizaje
Moodle es otro de los grandes aciertos del código abierto y merece una mención especial por su popularidad. La docencia debería seguir aprovechando sus herramientas. Según las estadísticas del sitio moodle.org, se usa en 238 países distintos, tiene 235 millones de usuarios y 1,318 millones de estudiantes.
Videoconferencias
Jitsi Meet es una excelente alternativa a los programas de videoconferencias. Esta aplicación puede usarse en navegador o instalarse en Android e iOS, cuenta con grabación de la videollamada y la opción de compartir nuestra pantalla. Hasta ahora no ha tenido problemas de privacidad como Zoom (Warren, 2020).
Editor de fotografías e imágenes
GIMP es la opción más potente en código abierto para la edición y retoque de imágenes. Es tan popular que se puede instalar en Windows, MacOS y Linux. Es considerado el Photoshop del software libre. Hay muchos tutoriales en línea gracias a una gran comunidad alrededor de esta herramienta. Aquí un ejemplo.
Editor de videos
Openshot es un potente y estable programa de código abierto para la edición de video. Se puede instalar en Windows, MacOS y Linux. Lo he utilizado para elaborar videos informativos para algunos talleres virtuales. Es bastante intuitivo en su uso y cuenta con muchos tutoriales en línea para resolver cualquier necesidad. Aquí un ejemplo.
Bibliografía
- Free Software Foundation (2020, Septiembre 15). ¿Qué es el software libre? El sistema operativo GNU. http://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html
- Hruska, J. (2018, Diciembre 13). Microsoft Accused of Collecting Data Even When You Opt Out in Windows 10. ExtremeTech. https://www.extremetech.com/computing/282263-microsoft-windows-10-data-collection
- Larmer, B. (2018, Julio 5). E-Waste Offers an Economic Opportunity as Well as Toxicity. The New York Times. https://www.nytimes.com/2018/07/05/magazine/e-waste-offers-an-economic-opportunity-as-well-as-toxicity.html
- Mikolajczak, C. (2020, Junio 4). Apple crushes one-man repair shop in Norway’s Supreme Court, after three-year battle. Right to Repair. https://repair.eu/news/apple-crushes-one-man-repair-shop/
- Morris, C. (2020, Febrero 7). Apple hit with $27 million fine for slowing down French iPhones. Fortune. https://fortune.com/2020/02/07/apple-iphone-slowdown-update-fine-france/
- Nicas, J. (2020, Marzo 2). Apple Agrees to Pay Some iPhone Owners $25 Each. New York Times. https://www.nytimes.com/2020/03/02/technology/apple-iphone-lawsuit-settlement.html
- Stallman, R. (2020, Junio 27). El software libre es ahora aún más importante. El sistema operativo GNU. http://www.gnu.org/philosophy/free-software-even-more-important.html
- Toor, A. (2016, Julio 21). France orders Microsoft to stop tracking Windows 10 users. The Verge. https://www.theverge.com/2016/7/21/12246266/france-microsoft-privacy-windows-10-cnil
- Warren, T. (2017, Abril 5). Microsoft finally reveals what data Windows 10 really collects. The Verge. https://www.theverge.com/2017/4/5/15188636/microsoft-windows-10-data-collection-documents-privacy-concerns
- Warren, T. (2020, Abril 1). Zoom faces a privacy and security backlash as it surges in popularity. The Verge. https://www.theverge.com/2020/4/1/21202584/zoom-security-privacy-issues-video-conferencing-software-coronavirus-demand-response